Su eterno quieroynopuedo
Ella va y viene como una tormenta, como una ráfaga de aire mal encarada. Va y viene, me eleva y me tira al suelo. A veces consigo levantarme y otras me quedo allí tirado, esperando que regrese la calma. Y siempre la echo de menos, aún cuando está. No es fácil querer así, bruscamente. No es fácil querer a alguien a quién también desearías muchas veces no haberla conocido. Pero yo la quiero. La quiero más de lo que sé hasta la fecha. Sé que la quiero más allá de lo que conozco porque, a veces, me encuentro con un pie en lo desconocido y aún la siento dentro. Está clavada en mí, como un tatuaje en mi alma. Y duele, duele mucho. Duele tanto o más que su olvido. Me duele cada suspiro que da, cada palabra que dice, cada silencio que me entrega. Ella me duele más que la vida y eso, eso no se cura con tiempo... eso no se cura con nada porque no es una enfermedad, es una condición... soy yo.
Está siempre, en todo. Como un fantasma, un espectro. A veces pienso que no es real y entonces viene y me golpea o, peor, me da un beso. Entonces todo se derrumba. Empiezan a caer escombros del techo al suelo y yo sé que no va a quedar nada en pie, que con ella se va todo. Ella es la única que sabe como causar un seísmo en mi corazón. Ella acaba conmigo cada día y solo ella sabe como recomponerme. Un día de estos se olvida y yo me quedo ahí, lo juro, me quedo ahí tirado esperando a que vuelva.
Ella no es como las demás, ella no es como nada que yo haya podido conocer antes. Ella es fuerza y es vitalidad, es ganas y esperanza. Ella es ese algo, ese pensamiento que te abre los ojos cada mañana y te empuja a salir de la cama. Verla sonreír, llorar o reír a carcajadas. Me conformaría solo con verla dormir. Mis ojos la buscan como si de droga se tratara. Soy adicto a su presencia, lo sé, pero no quiero rehabilitarme.
Alguna vez se ha ido más de un día, más de dos... dice que se ha cansado de deambular a mi alrededor sin encontrar nada coherente, nada real. Dice que no me quiere como antes y que no quiere volver a verme. Yo la creo. Siempre la creo porque yo también a veces desearia no verla, no puedo con ella... Es como un virus pero de los peores, de los que no tienen cura. Cuando nos alejamos todo se vuelve un poco peor y yo me digo que voy a estar mejor pero nunca lo estoy. Siempre estoy peor sin ella, siempre. Y luego vuelve. Como si nada, como si tal cosa. Como si ayer hubiésemos estado tirados en el sofá charlando mientras me hace un masaje en los pies. Ella vuelve y pone mi mundo patas arriba. Y mueve la cucharilla del café al revés como si eso fuera normal, como si no importara. Y yo la sigo la corriente sin dudarlo porque sé que, con ella, todo es diferente y no hay normas allí donde viven sus labios.
Y con todo esto, en el fondo sé que al final la perderé del todo, porque lo que ella necesita y quiere, yo no se lo puedo dar...y llegara un dia, en que me sienta mas cansado, con mas años y descubra que mi ansiada y buscada felicidad tenia nombre: el de ella.
"Nos dijimos mentiras piadosas al oído. Lanzamos al aire promesas que nunca pensamos cumplir. Y creímos, sobre todo, creímos en nosotros y en aquel amor que parecía real pero era solo una mentira más, una mentira entre tantas otras..."
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