Si me tumbo aqui...te tumbaras conmigo y simplemente olvidaremos el mundo?

 

Habian sido días muy grises, hasta que apareciste de nuevo y entonces salió el sol. No se que significado tendrá ni se lo quiero buscar. Solo sé que estas de nuevo aquí y eso es lo que importa. Y saber que has vuelto me provoca un sinfín de sensaciones y de reacciones. Y mi mente empieza a navegar por mares lejanos aun no descubiertos, aun no navegados.

Y si te pidiese alguna locura... ¿me seguirías sin pensarlo? Y, no vale pensar, solo responde. Dime si cogerías mi mano hasta el fin del mundo, hasta el fin del mundo que hemos conocido, si te adentrarías en un paraje desconocido, sin mapas, sin guías, sin brújulas ni destino. Dime, ¿te perderías conmigo? Porque, estando contigo, no necesito encontrarme. Cuando estás a mi lado sé cual es mi lugar, se ubica entre tu ombligo y tu cuello, respira contigo, se hunde con cada latido... y bombea emociones, caricias, sonrisas, sueños... Y, si te pierdes conmigo, te aviso, puede que jamás nos encuentren... entonces... dime, ¿te arriesgas? Si ganamos, lo haremos juntos. Es imposible perder teniendo tu mano aquí, sobre mi pecho, meciéndose al ritmo de mis latidos. Porque a tu lado no tengo miedo del futuro, yo también arrastro una cadena de sueños. Podríamos ser dos fugitivos, nuestra peor foto estaría plasmada en esos carteles color sepia que cuelgan de las paredes... y, si alguno se cae, llegará a los pies del sheriff que nos busca sin éxito. O podríamos ser, simplemente, dos que estaban pero dejaron de ser. Y nadie se preguntaría sí pensamos volver porque el sitio al que hemos de regresar aún no ha sido inventado.

Necesito saber si puedo contar contigo en mi plan de huida, en mi fuga... en esos cuatro pasos que daré fuera del camino. ¿Me abrazarás si tiemblo? ¿Serás mi compañero de viaje, mi aliado? Y no vale echarse atrás, hay que ser valiente, hay que dejarse el alma en cada paso que avancemos. Solo dime, ¿te quedarás conmigo? Porque hace tiempo ya, mucho tiempo, que yo me quedé contigo…